Al unir su amor compartido por la dominación de ABBA en el Festival de la Canción de Eurovisión de 1974, los amigos Lars (Will Ferrell) y Sigrit (Rachel McAdams) llegan a la edad adulta tratando de encontrar una canción exitosa para entrar en la competencia. La pareja islandesa forma la banda Fire Saga, y la realidad de una vida sin éxito se está volviendo clara, con Lars incapaz de complacer a su padre viudo, Erick (Pierce Brosnan). Cuando se abre un espacio vacío en la lista para el espectáculo del 2020, Fire Saga encuentra un lugar para actuar en un programa de su país de origen. Experimentando una humillación aplastante en el escenario a nivel local, el dúo logra llegar a Eurovisión, conociendo personajes de muchos países, incluyendo el cantante ruso Alexander Lemtov (Dan Stevens) que seduce a Sigrit, pero ella desea a Lars, y se niega a entender sus sentimientos profundos.
Cuando Will Ferrell está en su mejor momento, ya sea en Old School (2003), Blades Of Glory (2007), Talladega Nights (2006), o lo que sea, es cuando tiene una capa de dulzura debajo de todas las payasadas tontas que hace. Esto funciona especialmente bien, y más aún cuando Ferrell tiene un compañero o compañera capaz con quién compartir la pantalla. Con Eurovision Song Contest: The Story Of Fire Saga, Ferrell encuentra armonía con Rachel McAdams en una comedia tan ridícula y cursi como la competencia titular. El Festival de la Canción de Eurovisión es de hecho un evento real. Considérenlo el hijastro de las competencias internacionales de canto. Es conocido por una extraña variedad de concursantes con disfraces llamativos y talento discutible, aunque algunas estrellas genuinas (ABBA, Celine Dion, Olivia Newton-John, Julio Iglesias) han surgido de él. Esto es básicamente una fuente de risa y sátira que Ferrell y el co-guionista/director Andrew Steele nos presentan.
Ferrell y McAdams interpretan al dúo islandés Lars y Sigrit, quienes han estado obsesionados con ganar el concurso de Eurovisión desde que eran niños, causando vergüenza al malhumorado y barbudo padre de Lars. Su grupo, Fire Saga, no recibe el respeto de los residentes de su pequeño pueblo de pescadores, que solo quieren escucharlos cantar las mismas canciones terribles una y otra vez. Lars tiene un ego dos veces más grande que su pueblo, pero incluso él puede ver que él y Sigrit son una broma. Sin embargo, Sigrit lo alienta a seguir y a no rendirse.
Al Islandia estar sufriendo (en todos los aspectos), Eurovisión se convierte en la últuma oportunidad de redención... o humillación total. Entonces, cuando Fire Saga de alguna manera entra en un concurso local para decidir quién compite en el gran espectáculo, fallan... espectacularmente, debido a la incompetencia de Lars. Pero cuando un acto catastrófico elimina a todos los demás competidores, Fire Saga se ve obligado a ser los representantes de Islandia en Eurovisión. Con mucho disgusto por parte de su país, Lars y Sigrit tropiezan y se tambalean por Europa, avergonzando a Islandia con cada paso que dan. Mientras uno ve la película también existe la creciente sensación de que Sigrit estaría mejor sin Lars, ya que es claramente la más talentosa de las dos. Esta idea incluso es puesta en su cabeza por el cantante ruso Alexander Lemtov, quien se interpone entre Lars y Sigrit aparentemente por pura malevolencia.
A pesar de que la competencia en la vida real es un objetivo fácil, no hay duda de que hay una oportunidad aquí para burlarse de Eurovisión en su totalidad. Pero hay tanto aprecio por el evento que Ferrell nunca se burla de la forma en que podría y, en este caso, probablemente debería hacerlo. Lo mismo ocurre con Fire Saga, que solo se ven como perdedores cuando el foco está claramente en la trayectoria de Lars. Pero cuando la atención se dirige a Sigrit en la segunda mitad de la película, se convierte en una historia más sincera. La película es mucho más divertida cuando se apoya en lo absurdo de toda la competencia y las canciones, lo que hace que se convierta en un destello de estilo sobre sustancia. Un desafortunado accidente con un arnés y el mal funcionamiento del vestuario cruzado con una rueda de hámster gigante son solo algunos de los ridículos obstáculos autodestructivos que Fire Saga soporta para nuestro enorme placer. Honestamente aquí hay muchos giros extraños que, incluso para Eurovisión, no están demasiado lejos de ser creíbles. La cantante Demi Lovato interpreta a un espíritu que quiere advertirle a Lars sobre algo terrible, mientras que Sigrit busca ayuda de un trío de elfos que viven en casas pequeñas. Sí, todo es extremadamente raro.
Aunque el tono y el tenor de Eurovisión están un poco fuera de lugar, Ferrell y McAdams hacen música maravillosa juntos. La energía pseudo-sexual que Lars y Sigrit emiten, mientras que al mismo tiempo niegan su posible relación es siempre una gracia salvadora cuando los chistes no son muy buenos. El acento horrible de Ferrell es muy gracioso, y cuanto más lo intenta, peor se pone. Sin embargo, McAdams es la que verdaderamente se roba el espectáculo aquí. Si bien siempre ha sido una fuerza cómica (recuerden que ella fue la que se robó Wedding Crashers de Vince Vaughn, Owen Wilson e incluso de Ferrell), no es lo usual que la veamos trabajar esos músculos de comedia en particular. A medida que el personaje de Sigrit comienza a hacerse cargo de la película, su viaje hacia la autosuficiencia es sorprendentemente sincera. Y Pierce Brosnan, aunque en un rol pequeño, es bueno en un papel que principalmente requiere que sea un viejo bastardo y brusco.
En general, esto no es el festival de risas que algunos fanáticos de Will Ferrell y Rachel McAdams podrían haber estado esperando, pero los actores se comprometen tanto con el espectáculo envolvente de la competencia que queremos que esta historia improbable termine en una canción de victoria. Al final, Eurovision Song Contest: The Story Of Fire Saga es una película que tiene muchas altas y bajas como era de esperarse, y de una manera muy similar a como lo hace Blades Of Glory. Cada vez que Fire Saga tiene la oportunidad del éxito lo arruinan mientras todos se ríen de ellos. Luego se llega al final, y Lars murmura lo que se convertirán en palabras inmortales, "Eurovisión es mucho más que una competencia, la música no es un concurso, y la canción perfecta no es la canción ganadora, sino una canción que viene del corazón". Todo es tan alegremente tonto como el espectáculo de la vida real, y lo sabe. Por lo tanto, aunque no es una película en la que se sumergirán, es una que ofrecerá dos horas de risas sólidas y, al menos para los fanáticos de Eurovisión, una adaptación perfecta de la competencia irresistiblemente bizarra.
Puntuación: 3 alcapurrias y media mordida.