Saturday, January 26, 2019
Review: Bad Reputation
Joan Larkin sabía que quería ser una estrella de rock desde que obtuvo su primera guitarra en Navidad a la edad de 13 años, pero no sabía de que habrían muchos obstáculos para hacer su sueño realidad. Cuando el manager Kim Fowley unió a Joan Jett (tomando el nombre de soltera de su madre como nombre artístico), Jackie Fox, Lita Ford, Sandy West y Cherie Currie para formar The Runaways, no habían otras bandas de rock femeninas en la escena musical o sonando en la radio... porque existía una política con respecto a cuanta música por artistas femeninas podían/tenían que tocarse por hora (el número era mayor que cero pero menor que dos). Aun así, las jóvenes perseveraron y, mientras los críticos de los Estados Unidos se burlaban de su ascenso a la fama, el mundo las aclamaba. Pero por mala suerte, malas administraciones llevaron al grupo a la ruptura y Jett quedó devastada. Entró en una depresión la cual se automedicaba con alcohol y drogas. Incluso pensó en unirse al ejército para enderezar su vida, pero fue el rock n roll lo que la salvó. Le presentaron a Kenny Laguna, un famoso productor que escuchó algo en Jett. Al formar una banda que se conoció como The Blackhearts, Laguna combinó sus conocimientos de la música pop con los instintos del hard rock de Joan para crear una especie de híbrido musical que llevó al éxito a Joan Jett And The Blackhearts.
Uno de los problemas que tienen los críticos de cine es que, con frecuencia, con los documentales tienden a revisar más el tema tanto como la película. Ciertamente soy culpable de eso y la tentación de hacer eso con un ícono como Joan Jett es casi irresistible. No se puede evitar admirar a Jett como músico. En una época en que la mayoría de las mujeres eran obligadas a tocar rock suave, baladas, música pop o música folk, Jett quería tocar rock. Quería ser como uno de los chicos en el escenario, como Pete Townshend, Jimmy Page, o Eric Clapton. La gente de la industria la miraría como si fuera de otro planeta y le decían que las chicas no rockean, que cantan dulcemente y ciertamente no gritan.
No se puede negar que Joan Jett es digna de un documental, pero el problema con este documental es la falta de profundidad. El director Kevin Kerslake no parece inclinado a examinar algunos de los temas más oscuros de la vida de Jett, como las acusaciones en el libro de Cherie Currie de que Kim Fowley había acosado sexualmente a las chicas de The Runaways. Jett ciertamente está al tanto de esas acusaciones y se pensaría que en esta era de MeToo, al menos querría comentarlas. También hay detalles asombrosamente pequeños sobre cómo llegó Joan de Pennsylvania a Hollywood, su tiempo en la escuela secundaria, si pudo volver a conectarse con sus ex compañeras de banda de The Runaways o incluso quiénes son sus influencias personales como músico. Ver este documental es muy parecido a poner una imagen a través de una trituradora para luego ser arrojada a la basura y ser rescatada para montar los pedazos. Faltan muchas piezas y las que se presentan están incompletas.
Sin embargo, y a pesar de todo, Jett es sincera. Ella no aborda en su sexualidad, y no creo que deba hacerlo, lo que ha sido tema de conversación durante décadas. En todo caso, creo que Jett está casada con el rock n roll y esa es la fuente de su sexualidad y su creatividad. Es su centro y su salvación, y a menudo su maldición. Es el amor más grande de su vida, y como todas las relaciones, ha tenido sus altas y bajas, pero todavía le es leal. Eso es muy admirable si me preguntan. Es probable que no respeten más a Jett como músico después de ver esto, o quizás si lo hagan. Si eres de esa mentalidad, puedes encontrarte respetándola más como persona como lo hice yo. Como parte del documental, también hay entrevistas con Billie Joe Armstrong de Green Day, Debbie Harry de Blondie, Ian MacKaye de Fugazi, Iggy Pop, Miley Cyrus e otras innumerables leyendas de la música que dicen anécdotas, elogian la carrera de Jett y presentan una imagen más clara de la persona real detrás de la fama. También hay entrevistas con los actores Michael J. Fox y Kristen Stewart, quien interpretó a Jett en la película The Runaways (2010).
En general, la historia de Joan Jett es un victorioso "vete a la mier.." para una industria dominada por hombres como una demostración literal de por qué se necesita el feminismo, entonces y ahora, más que nunca. No solo explora la imagen de Jett y las capas agregadas de hostilidad y confusión que su género le da al término estrella del rock, sino también cómo teje sus elementos dentro del mundo de la música, su estética y subculturas, y el cine, creando así su propio pequeño mundo. Al final, Bad Reputation es un documental con suficiente información para mantener al espectador interesado. Hace un buen trabajo presentando la vida de Jett desde el comienzo de su carrera hasta hoy. Aunque, mientras comienza a expandirse en los hechos, termina por señalarlos para luego apresurarse a los créditos. Sin lugar a dudas, Joan Jett es un ícono del rock que merece todos los elogios que recibe, pero podría haber deseado una mejor biografía de ella que esta. Vale la pena verse, pero deja a uno pidiendo más.
Puntuación: 3 alcapurrias.
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