Tuesday, December 24, 2019
Review: Pain And Glory
Hace 32 años, el escritor y director Salvador Mallo (Antonio Banderas) creó la película Sabor. Con su estreno, la relación con Alberto (Asier Etxeandia), su protagonista, se vió afectada. Ambos no se han hablado desde el estreno, pero Salvador ha sido notificado de que Sabor ha sido restaurada y está lista para su primera proyección pública en mucho tiempo. Salvador, que sufre de un inmenso dolor en todo su cuerpo, y paralizado por dolores de cabeza y esclavizado por medicamentos, está dispuesto a hacer una aparición en el teatro. Cuando se reúne con Alberto, bajo protesta, para ponerse de acuerdo con relación a la aparición en el teatro, Salvador se interesa en probar un poco de heroína que el actor tiene, finalmente encontrando algo que bloquea toda su agonía. Al Alberto descubrir una historia corta en la que Salvador ha estado trabajando, quiere hacer su regreso a los escenarios con el material, atraído por su intensa naturaleza personal. Salvador, luchando contra sus demonios, usa su mente para regresar a los recuerdos de su infancia, donde su madre, Jacinta (Penélope Cruz), luchó contra la pobreza para mantener a su hijo por el camino correcto.
Pain And Glory, o Dolor Y Gloria en su nombre original, es la nueva película de Pedro Almodóvar y es solo una reafirmación de su cine. El director español hace de gran parte de su filmografía una sesión de terapia en la que trata de lidiar con el pasado, exorcizando sus fantasmas mientras muestra en pantalla la soledad de un alter ego. Los colores tan característicos del cine de Almodóvar, que, como siempre, abusa de los tonos rojos y los colores vibrantes, hacen de cada etapa una obra de arte. Ahora, Almodóvar tuvo que lidiar con sus fantasmas nuevamente. Después de la comedia Los Amantes Pasajeros (2013) y Julieta (2016), lo que se ve en Pain And Glory puede no ser un Almodóvar en la exuberante forma de Hable Con Ella (2002), La Mala Educación (2004) o Volver (2006), pero es un Almodóvar que vuelve a discutir los temas que impregnan su cine: los dolores del alma, la relación con su madre, la influencia de la educación religiosa, la homosexualidad y su descubrimiento, los amores que van y vienen, las decepciones y las heridas que surgen de esto y los desajustes de la vida.
El cine de Almodóvar trata sobre las personas, sobre los conflictos del alma, sobre lo que debe decirse y las oportunidades que se pierden al no hablar y no permitirse sentir. Es una investigación del alma humana y sus sutilezas impulsadas por la ligereza de la cámara en contraste con los temas complejos que propone debatir. Aquí el texto de Almodóvar es claro y directo. A los 69 años, busca reevaluar su relación con su madre, exponiendo la división entre el homenaje, su exposición y las personas que lo rodean como fuente de inspiración para sus personajes. Es curioso cómo en la película, la madre dice que odia la forma en que ella y sus amigos del pueblo son retratados en el cine del personaje principal, mientras que él dice que cada película es un homenaje a quién lo hizo quien es.
En entrevistas, Almodóvar ha dicho que Pain And Glory es una película que lo representa íntimamente, aunque ciertas situaciones sufridas por su protagonista, como el uso de drogas y los terribles dolores, no son ciertas, sino solo una licencia poética para fines dramatúrgicos. "No es mi biografía, pero es la película que más me representa", dijo el director, asegurándose de que no está tan mal físicamente como el protagonista y nunca ha usado drogas. Para dar vida a este "peor" Almodóvar tenemos un António Banderas que no hemos visto desde La Piel Que Habito (2011), una de sus últimas grandes actuaciones, precisamente en una película del cineasta español. En la piel del director y guionista Salvador Mallo, Banderas retrata muy bien el alter ego de Almodóvar. Envejecido, lleno de un dolor físico y del alma, con relaciones sacudidas o perdidas durante décadas con diferentes personajes que han pasado por su vida y con un problema de drogas, Banderas ofrece una de sus mejores actuaciones emulando el alma del director. El actor español parece haber sido capaz de capturar perfectamente la personalidad de Almodóvar con sus silencios, miradas cansadas y discursos.
Al mismo tiempo, Mallo quiere volver a ser el centro de atención en el cine. Y la inspiración proviene del rico material que es su vida y la vida de las personas que lo rodean. Y eso es lo que hace Almodóvar. Usando los ejemplos de lo que vivió, busca conectarse con su audiencia, que también vive ansiedades y deseos similares. Después de todo, vivir, como el título de tu película, es una experiencia frecuente de dolor y gloria. La película también presenta a Penélope Cruz, quien ayuda a contar historias de un joven Salvador que también son los de un joven Almodóvar. Allí vemos lo que estamos acostumbrados a ver en diferentes pasajes de las películas del director. La infancia económicamente difícil, el estudio en la escuela secundaria y la vida para el arte que lo rescató de esos momentos de pobreza.
En general, extremadamente
gramática y llena de ajustes de cuentas con el pasado, la película tal vez solo peca porque es excesivamente clara y autobiográfica, lo que hace que la experiencia tenga un sentido de déjà vu y sin un signo de frescura que la acompañe. Es más una sesión de terapia que una película y tiene un texto más confesional y menos creativo en comparación con lo que solemos ver en la filmografía del director. Pero este es un punto de vista absolutamente personal. Y no hace que la experiencia de la película sea mala. Está lejos de serlo. La película tiene su valor y tiene un Antonio Banderas simplemente espectacular. La firma de Almodóvar también es una garantía para sus fanáticos, que no se sentirán decepcionados. Pero no creo que sea el tipo de película que genere nuevos admiradores para el director. Al final, Pain And Glory es una película lenta, reflexiva y meticulosamente elaborada sobre las elecciones del pasado que reflejan quién eres como persona en el presente. Es como redescubrir a un viejo amigo a quien uno admira por su delicadeza, inteligencia, perspicacia e incluso con imperfecciones. Y un Almodóvar imperfecto sigue siendo un gran Almodóvar.
Puntuación: 4 alcapurrias.
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