Tuesday, April 12, 2022

Review: Metal Lords


Kevin (Jaeden Martell) es el baterista de la banda de la escuela secundaria Glenwood Lake, pero su viejo amigo, Hunter (Adrian Greensmith), espera transformarlo en un músico adecuado para su banda de post-death metal. Kevin no está seguro de sus habilidades, pero Hunter tiene un sueño y lo sigue, aprendiendo de los dioses del metal mientras se enfrenta a sus propios desafíos de adolescente. La pareja necesita un tercer miembro, pero no pueden encontrar un bajista capaz de satisfacer sus demandas. Entra Emily (Isis Hainsworth), una violonchelista excepcional con profundos problemas de ira que puede seguir el ritmo de la música metal, lo que también provoca una relación tentativa con Kevin, quien se siente abrumado por toda la atención. Cuando Hunter se entera de una próxima batalla de bandas en la escuela, está decidido a ganar el primer lugar, ansioso por compartir su canción Machinery Of Torment con el mundo. Sin embargo, su negación a aceptar a Emily en la banda provoca fricciones entre él y Kevin, poniendo a los amigos en desacuerdo en la víspera de su día de gloria de la escuela secundaria.

Este nuevo drama/comedia musical de Netflix, Metal Lords, se siente como una respuesta moderna a School Of Rock (2003) de Jack Black. Centrada en una batalla de bandas, la película es un maravilloso deleite para aquellos que disfrutan el exceso audaz del género de heavy metal. Sinceramente, esta es una comedia adolescente que está más interesada en el carácter y la salud mental que en las bromas básicas de la escuela secundaria, lo que le da a todo el esfuerzo una textura emocional atractiva y una profundidad inesperada. Con el joven y extremadamente talentoso Jaeden Martell y el emocionante recién llegado Adrian Greensmith como los dos mejores amigos en el centro de la acción, disfrutarán fácilmente de esto. Metal Lords se asegura de que las secuencias musicales sean dignas de un título potente, y lo hace con mucha seguridad.

La película está dirigida por Peter Sollett y escrita por D.B. Weiss. Sollett está bien instruido en la angustia y el drama de la escuela secundaria después de haber dirigido Nick And Norah's Infinite Playlist (2008). Sin embargo, Metal Lords es el largometraje debut de Weiss, después de ser la mitad del controvertido dúo detrás de Game Of Thrones de HBO. Ambos hacen un trabajo admirable y logran crear una historia entretenida sobre la mayoría de edad. El guión de Weiss tiene algunos momentos realmente divertidos, pero la película se habría beneficiado con un toque más de humor. En una película con música en el centro, la banda sonora no podría ser más importante. La música parece fluir en cada escena, con canciones como Metal Gods, Painkiller y Grinder de Judas Priest, The Trooper de Iron Maiden, War Pigs de Black Sabbath, Blood And Thunder de Mastodon, Whiplash de Metallica, I'm Broken de Pantera y muchas otras, ayudan a impulsar la película como impulsa de la misma manera el alma de Hunter. La narración de Kevin también ayuda a progresar en la historia y agrega un toque de humor y corazón. Vemos su maduración y crecimiento y eso nos ayuda a vincularnos con el personaje.

Narrativamente hablando, la película es relativamente sencilla con pocas sorpresas y, sin embargo, me convenció por completo. Apariciones por parte de Tom Morello, Scott Ian, Kirk Hammett y Rob Halford sorprenderán y emocionarán a los fanáticos del género heavy metal. El mayor punto de venta de la película es la amistad en su núcleo. Ahora... qué significa ser metalero? Metal Lords tiene una tesis, según el dúo central. Martell y Greensmith tienen una química innegable entre ellos y una electricidad en sus actuaciones. Si bien Kevin es el protagonista, se puede decir que Hunter tiene una complejidad más profunda. Su padre quiere enviarlo a un centro de rehabilitación para deshacerse de él, y la presencia constante de los que lo molestan lo pone nervioso. Una de las mejores escenas involucra una persecución en carro con Kevin y Hunter escapando para evitar a los que molestan a Hunter. Los lazos entre mejores amigos son profundos, y Kevin y Hunter son el corazón palpitante de toda la película.

Hay varios problemas emocionales presentes, pero no le restan importancia a la película. Incluso un aparte en un centro de rehabilitación con Hunter no es molestoso, ya que la película encuentra formas de darle la vuelta a la experiencia, inspirando algunas sorpresas fabulosas. Hay afición por los personajes y la música, y todo se mantiene a lo largo de la película, que se ve reforzado por algunos perfectos y maravillosos giros por parte de Martell, Greensmith y Hainsworth, quienes brindan personalidades distintas y sentimientos matizados a la realidad adolescente. La película culmina en la absolutamente épica batalla de las bandas, tomando una página de las películas originales de Disney y las películas de Nickelodeon de antaño. Metal Lords se asegura de que esta pieza final deje a la audiencia en una nota alta que se transmite incluso hasta a los créditos finales.

En general, para ser una película sobre heavy metal, donde Hunter constantemente habla filosóficamente sobre ser antisistema, Metal Lords toma la ruta segura. Eso no quiere decir que no sea agradable, lo es, pero hay un toque de ironía. La película es entretenida y fluye bien, pero había oportunidad para más. Una oportunidad de sobresalir en un género abarrotado, pero en cambio se alinea con las masas. La actuación en todo momento fue buena y creíble. Las actuaciones junto con la atmósfera te sumergen en la historia. Peter Sollett y su equipo capturan con éxito el espíritu adolescente. Todas las emociones y la irracionalidad, aunque a veces son difíciles de ver, son perfectas para ese período de la vida. Si bien la película no reinventa la rueda, hay suficiente corazón y música para que valga la pena verla y escucharla. Al final, Metal Lords es una película brillante sobre algunos temas oscuros. La producción maneja el tono de manera modesta y se cuida de evitar una fórmula aplastante, desarrollando una idiosincrasia sumamente divertida en todo el recorrido. Es muy divertida, y periódicamente graciosa, ya que explora la motivación que solo el heavy metal puede hacer en su fanaticada.

Puntuación: 3 alcapurrias y media mordida.

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