The Ain't Rights son una banda de punk joven, vagabunda y semi-talentosa compuesta por Pat (Anton Yelchin), Sam (Alia Shawkat), Reece (Joe Cole) y Tiger (Callum Turner). Después de robar un poco de gasolina para su guagua, se dirigen a Oregon donde un DJ local organiza un concierto para que ellos toquen, pero al ser un fiasco les ofrece una oferta en otro local que la banda no puede permitirse a declinar. Cuando llegan al lugar se dan cuenta que es un club de punk skinhead neonazi. Ellos se burlan de la multitud tocando canciones de supremacía anti-blancos, pero en ningún momento estan en peligro hasta que uno de los miembros de la banda se tropieza accidentalmente con una escena de crimen en el cuarto verde del local. Ellos son rehenes y son ayudados por Amber (Imogen Poots) un amiga de la victima del crimen. La única opción para el dueño del club y líder de la supremacía Darcy (Patrick Stewart) es no dejar testigos y echarle la culpa de todo lo ocurrido a la banda. Tras dejar un un baño de sangre violento, para la banda comienza una lucha feroz por la supervivencia contra un grupo de skinheads maniáticos.
Green Room es intensa y aterradora. Es como si American History X y Deliverance dieran a luz a un bebé. Esta es una película brutalmente violenta, con una gran cantidad de gore. La naturaleza desinhibida de la narrativa es su verdadera fuerza. La dirección, por el contrario es oscura y sombría y perfectamente sincronizada con el estado de ánimo de la película. La cinematografía es a propósito claustrofóbica y las secuencias de acción celebran la violencia. Todas las actuaciones en la película son muy buenas, especialmente Anton Yelchin y Imogen Poots. Pero el que realmente se destaca en la película es Patrick Stewart como Darcy, el líder de los supremacistas blancos. Es muy bueno cuando se ve a un actor que hace generalmente personajes buenos convertirse en un villano escalofriante.
La tensión en esta película es sobre todo creada por el hecho de que la mayor parte de la trama se lleva a cabo en un solo lugar. Se obtiene un sentido de temor al presenciar cómo los miembros de la banda tratan de sobrevivir, sobre todo porque en realidad no tienen un lugar a donde pueden escapar. En realidad, no tienen las habilidades de supervivencia necesarias cuando se trata de un grupo de skinheads maniáticos que quieren matarlos. Aparte de la tensión, la película también es extremadamente sangrienta. Si son débiles del corazón o simplemente no ven escenas de violencia extremadamente gráficas, apartarán la cara de vez en cuando mientras la ven. Green Room es uno de los mejores thrillers que he visto hasta ahora este año, sobre todo porque no se centra en sustos fáciles o en violencia sin sentido.
Green Room es inteligente, muy intensa, increíblemente violenta, oscura y muy bien actuada, escrita y dirigida. En general, es un thriller visceral, aterrador y brutal. Si deciden verla... preparense.
Puntuación: 4 alcapurrias.
