Sunday, May 20, 2018
Review: Disobedience
Ronit Krushka (Rachel Weisz) trabaja como fotógrafa en la ciudad de Nueva York cuando recibe el mensaje de que su padre, un amado y respetado rabino ortodoxo en Londres, ha muerto. Ella viaja solo para recibir un saludo confuso y un abrazo amargo de su viejo amigo, Dovid (Alessandro Nivola), que ha sido el protegido del rabino y ahora está siendo considerado como su sucesor. También sorprendida de ver a Ronit está Esti (Rachel McAdams), otra amiga de la infancia, por su parte, Ronit se sorprende al saber que Dovid y Esti están casados. Ronit está aún más consternada por el obituario de su padre, que dice que no tenía hijos, y por la noticia de que no ha heredado la casa de su familia. Mientras llora e intenta reconciliar su problemática relación con su padre, una conexión largamente enterrada entre Ronit y Esti sale a la luz nuevamente.
Disobedience es un drama lento que necesita tiempo para evolucionar y ofrecer la tensión necesaria. La película juega con la relación de sus dos protagonistas femeninas de una manera perfectamente antagónica pero complementaria. Ronit es sociable y parece bastante convencional según cualquier estándar "moderno", pero ella es una verdadera rebelde a los ojos de su comunidad ortodoxa. Su estilo de vida no es aceptado, ya que no va con las leyes del Torá, y ella es un deshonra para la figura de su respetado padre. Por otro lado, Esti es tímida, introvertida y ha resuelto mantenerse en silencio para permanecer fiel a su esposo y a la comunidad. Ella debe luchar consigo misma, con su conciencia y, lo que es más importante, con una identidad sexual oculta que la está conquistando debido a sus pasiones reprimidas.
Esti está atrapada entre su verdadera naturaleza homosexual y su identidad religiosa impuesta, que Ronit decidió rechazar hace mucho tiempo. Es una batalla entre dos percepciones diferentes que Dovid, como una figura secundaria y trágica, se ve obligado a observar y soportar a medida que se desarrolla el drama. El director Sebastián Lelio ha entregado exitosamente una película que es técnicamente perfecta e indiscutiblemente visualmente impresionante gracias a su cinematografía, ya que amplía los límites del entorno cerrado donde se desarrolla la historia, ya que su dirección capta a los personajes y los libera, especialmente en la escena excepcional y extremadamente erótica entre Weisz y McAdams. Sin embargo, a pesar de la excelente premisa y las actuaciones, hay una falta constante de compromiso con la historia, ya que no cumple en la medida en que pretende. En algunos puntos, la narración parece más fragmentada de lo necesario, lo que lleva a un resultado más seco que distrae la atención de uno como espectador.
En general, la película no habría sido tan buena sin las actuaciones, especialmente las de Weisz y McAdams. Sus excelentes actuaciones y la química entre ambas vendieron la relación de Ronit y Esti. Sus expresiones faciales y lenguaje corporal dijeron más que cualquier palabra. Al final, Disobedience es una película seductora y apasionada que toca el tema de la libertad sexual, la autonomía femenina y nunca devalúa a aquellos que han escogido un camino diferente. Sólo por las asombrosas interpretaciones de Weisz y McAdams, la hacen ser una de las mejores películas del año y no debe ser pasada por alto.
Puntuación: 4 alcapurrias.
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