Sunday, February 17, 2019

Review: Destroyer



Hace 17 años, la oficial de policía Erin Bell (Nicole Kidman) fue elegida para trabajar de encubierta para el FBI con Chris (Sebastian Stan), su compañero. La pareja se unió a una banda de vagos supervisados ​​por el líder Silas (Toby Kebbell). Hoy, Erin es una alcohólica completamente incapaz de cuidarse a sí misma y mucho menos a su hija adolescente, Shelby (Jade Pettyjohn), que se ha enamorado de un maleante. Su paranoia se eleva con la llegada de un mensaje de Silas, quien regresó a Los Angeles por razones desconocidas, lo que obliga a Erin a deshacerse de él, ignorando a su preocupado compañero Antonio (Shamier Anderson). Saliendo a reunirse con las personas relacionadas con Silas, intenta obtener su ubicación antes de que él tenga la oportunidad de crear más problemas para ella. En el camino, Erin se encuentra en una difícil posición, y se pone en modo de venganza por razones que solo ella entiende, negándose a ser desviada de su violento juego final.

Si hay un beneficio de los cambios progresivos en Hollywood en este momento, es la prominencia largamente esperada de las actrices que toman roles principales. Pero la inclusión ha resultado en ver más antihéroes femeninos, abrazando una rabia oscura a su compleja personalidad que normalmente va en contra de los roles y expectativas de género. En Destroyer, Nicole Kidman asume sin miedo un papel radical y transformador como Erin Bell, una oficial de policía de de Los Angeles que busca venganza por un robo encubierto que salió mal. Mientras su personaje se tambalea emocionalmente a traves de la película, es comprensible que se vea el atractivo de este ambicioso relato de cine noir.

Tomando una página del libro de Charlize Theron con Monster, Nicole Kidman tiene características irreconocibles en esta película. Ella es inquebrantable, inquietante, se alimenta con alcohol, y es un fantasma de mujer, tristemente preocupada por su pasado, lo cual carga con cada centímetro de su alma. Sus faltas de carácter son ilimitadas. Erin es violenta, vulgar, calculadora y egoísta, pero no es una personificación impecable. El guión (a veces) carece de profundidad y rango para solidificar la perspectiva de Erin. La película no se equivoca al resaltar su fortaleza, y en detenerse para nada y arriesgarlo todo para cometer una injusticia. No existe inmunidad contra los peligros sombríos que presenta, pero también se desvía hacia el reino donde la violencia se expresa por el hecho de que puede recibir brutalmente un puño o una patada de individuos violentos como un obstáculo físico y mental para superar. Pero a lo largo de todo, se le da a Kidman el beneficio de la duda, disfrutando de cada oportunidad mientras ella abraza plenamente la fealdad de su personaje. Ella no está destinada a ser admirada. Ella es repulsivamente irredimible en su alma y espíritu, y al menos en el gran esquema de las cosas, brinda una ocasión para un contexto discutible.

En papel, el desempeño de Kidman con la esencia general de la película debería haber funcionado. No le falta el star power, una producción considerable o un alcance visionario. Pero decepcionantemente, Destroyer es una pieza frustrante que lucha por decidir lo que quiere ser. Se desliza entre un thriller de acción convencional y sencillo a lo Heat y entre una pieza de carácter a lo True Detective que no hace bien en mezclar ambos elementos. Quiere utilizar todo el poder dramático de Kidman, pero no puede hacer mucho ya que el producto final está limitado en su ejecución. La mayor frustración es la trama insustancial y poco original. Está llena de escenarios comunes y se limita a las convenciones de rutina, lo que significa que tiene una trama predecible que ya se ha visto mil veces y no agrega nada nuevo.

Muchos de sus temas complejos e intrigantes se pierden debido a su edición lenta pero problemática que carece de tensión, tono y (lo más importante) energía. A menudo (aunque artísticamente) serpentea de escena a escena en flashbacks, pero extrañamente no dice nada al respecto en sus declaraciones, ya sea visual o narrativamente. Por lo tanto, los personajes siempre están subdesarrollados, su diálogo es un poco incompetente y largo, y la trama sufre considerablemente, prometiendo mucho pero en verdad nunca cumple. La película sin duda podría haberse beneficiado editándola aproximadamente a 1 hora y 30 minutos, cortando las partes complicadas e innecesarias y agregando algo de dinamismo. Las escenas de flashback habrían tenido un peso dramático en lugar de su pesada previsibilidad y las escenas que involucran a la hija de Erin no se habrían sentido como una distracción cuando tienen importancia para la determinación general de Erin.

En consecuencia, un giro final no garantiza ni hace que gane su conclusión. No es un giro que sale de la nada, sería injusto decirlo. Otros directores hubieran usado el concepto de círculo completo para un mejor efecto, y aquí lamentablemente para la directora Karyn Kusama no sucedió. En general, la premisa de esta historia ha sido explotada muchas veces en el pasado. No se presenta ningún terreno nuevo aquí. Lo único que vale la pena resaltar es la actuación de Nicole Kidman. Muchos momentos lentos e introspectivos, junto con música emocionalmente pesada, me hicieron pensar que Kidman estaba a punto de incendiar y acabar con el mundo varias veces, pero, tristemente, no fue así. Al final, Destroyer aspira a ser realista, pero termina siendo un gran error. A pesar de sus ambiciones, la película es difícil de ver y también dura un poco más de lo necesario. La película intenta presentar un mensaje social y moral, pero termina en una mala elección del pasado que parece impactar todo. El resto es ficción y una realidad muy sombría. Nicole Kidman mantiene los niveles de interés altos, pero no hace lo suficiente para salvarla.

Puntuación: 2 alcapurrias.

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