Saturday, May 18, 2019

Review: Kursk



El 12 de agosto del 2000, la armada rusa realizó su primer ejercicio importante desde el final de la Unión Soviética con la mejor tripulación de la Flota del Norte a bordo del submarino K-141 Kursk. La tripulación celebró la boda de uno de sus compañeros la noche anterior, con el capitán/teniente Mikhail Averin (Matthias Schoenaerts) asegurando la mejor noche posible para los recién casados. Al día siguiente, Mikhail se despidió de su esposa embarazada Tanya (Léa Seydoux) y de su hijo no nacido Kalekov, y emprendió su viaje. Poco después de salir del puerto, una explosión hace temblar el submarino e inmediatamente mata a muchos de los hombres, pero Mikhail y un par de docenas de otros sobrevivientes encuentran seguridad en un compartimiento sellado con suficiente comida y aire para durar hasta el rescate. A medida que Mikhail trata de mantener viva a su tripulación restante bajo el agua, Tanya se siente cada vez más frustrada por la forma en que los funcionarios del gobierno, incluido Vladimir Petrenko (Max von Sydow), mantienen a la comunidad en la oscuridad con respecto al estado de la tripulación y si Rusia aceptará la ayuda ofrecida por otros, incluido el comodoro de la armada británica David Russell (Colin Firth).

El hundimiento del submarino Kursk tuvo lugar el 12 de agosto del 2000, matando a los 118 miembros del personal a bordo. Los barcos cercanos al lugar registraron la explosión inicial y una segunda explosión, mucho más grande, que registró 4.2 en la escala de Richter en sismógrafos hasta Alaska, pero la marina rusa no se dio cuenta de que el submarino se había hundido y no inició una búsqueda hasta seis horas después de la explosión. Cuando se declaró una emergencia 11 horas más tarde, la tripulación (desconocido para todos) había muerto. Esta es la película de los eventos que llevaron al desastre, la tripulación que intenta sobrevivir en el fondo del océano, el gobierno que niega que incluso haya ocurrido un accidente y las familias que intentan averiguar qué les sucedió a sus esposos, padres, hijos y amantes. Más allá de la tragedia humana, la historia del desastre del Kursk es la crónica del final del sueño en el que Rusia aún podría jactarse de su excelencia tecnológica, su capacidad militar y su condición de potencia mundial, durante los primeros días en que Putin fue elegido presidente.

Para empezar, Kursk es una de esas películas que se conoce el resultado y las consecuencias incluso antes del comenzarla. La historia aquí es contada en cuatro ángulos. La primera es la de los sobrevivientes, la segunda es la de las esposas y las familias de las víctimas, la tercera es la de las autoridades rusas, principalmente militares y la última, la de las autoridades militares extranjeras. Lo que hizo que los rusos fracasaran en sus intentos de rescate es la obsolescencia de sus equipos. Ellos lo sabían y la comunidad internacional también lo sabía. Lo que dice la película es cómo las autoridades rusas postergaron la ayuda internacional. Ellos querían mantenerse firmes en realizar el rescate a pesar de los muchos intentos. Desafortunadamente, todos los intentos fueron inútiles y el resultado final fue algo más bien desagradable. Una cosa a debatir es el dioma del inglés como idioma único en toda la película. Es algo que tal vez se acepte o tal vez no, sin embargo, es una norma ampliamente utilizada por Hollywood y el cine de una manera más general para llegar a un público más amplio. Por supuesto, siempre es mejor ver a los rusos hablar en ruso (con subtítulos claro) y no en inglés, pero ni modo. En el aspecto técnico, Kursk ofrece excelentes valores de producción, cinematografía y buenas actuaciones.

En el departamento de actuación, el papel principal lo tiene Matthias Schoenaerts. Un actor belga que da una actuación muy tensa y llena de emoción. Schoenaerts encarna un hombre que se encuentra en una situación de desamparo, pero no se da por vencido y se mantiene vivo no solo a sí mismo sino también a sus colegas, a quienes está decidido a salvar. La actriz francesa Léa Seydoux aparece en el papel de su esposa. Ella da una interpretación emocionalmente tensa y lucha por la verdad y la justicia para los marineros atrapados en el fondo del mar, ya que a ella, junto con otras mujeres y miembros de familia, se les ha mantenido información en secreto por parte del gobierno. Seydoux interpreta con facilidad a una mujer decidida y fuerte en una disputa burocrática. A los 90 años, el actor sueco Max von Sydow da una actuación, que podría decirse despreciable, como un viejo almirante naval que quiere dejar de ayudar a los marineros y prefiere proteger la información secreta del gobierno a bordo del submarino. Aunque tiene un papel pequeño pero distintivo, Colin Firth asume el papel de un comodoro de la armada británica que trata de ayudar a salvar a los marineros.

En general, esta película es muy humana. Es tanto una crítica a la humanidad (la sociedad, en un momento u otro) como a la fragilidad humana, y una historia alentadora al mismo tiempo para mostrar lo mejor de los seres humanos, como sus miedos, corajes, enojos y esperanzas. Los acontecimientos a bordo del submarino son en su mayoría especulativos, y quizá sea políticamente sensible, dado el actual clima político ruso, en relación con el oeste, pero esta película no merece convertirse en una herramienta política para la nueva guerra fría. En el peor, o mejor de los casos, esta película es una visión única de cómo Rusia se convirtió en el país que es hoy día. Al final, Kursk es una película que se centra en temas interesantes. Ciertamente es algo que la gente debería ver y oír. Esta es otra película de desastre inspirada en eventos reales, lo que me recuerda un poco a Deepwater Horizon (2016), que también cuenta la historia verdadera de una explosión en el mar. Lo único que distrae un poco es el hecho de que es una película rusa con el idioma en inglés, pero después de un tiempo se acostumbrarán. Es una película muy buena con una fuerte trama emocional.

Puntuación: 3 alcapurrias y media mordida.

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