Tuesday, December 19, 2017

Review: Star Wars: The Last Jedi



La Primera Orden se ha apoderado de la galaxia bajo el liderazgo del Líder Supremo Snoke (Andy Serkis), que utiliza a sus generales, Hux (Domhnall Gleeson) y Kylo Ren (Adam Driver) para buscar los sistemas en búsqueda de la general Leia (Carrie Fisher) y sus fuerzas de la Resistencia, junto con por Poe Dameron (Oscar Isaac) y acompañado de su droide de confianza BB-8. Rey (Daisy Ridley) está en su propia misión con Chewbacca, llegando a Ahch-To para persuadir a Luke Skywalker (Mark Hamill) para que regrese y ayude a la Resistencia, exigiendo que confronte un serio bagaje emocional con respecto al final de la orden Jedi y el ascenso de Kylo Ren. Luke no está interesado en la pelea, pero acepta ayudar a entrenar a Rey a medida que se acostumbra a su nueva conciencia de la Fuerza. Recién curado de sus heridas de batalla, Finn (John Boyega) está ansioso por proteger a Rey, haciendo un equipo con Rose (Kelly Marie Tran), para infiltrarse en la nave más grande de la Primera Orden y deshabilitar sus sistemas, ofreciendo una oportunidad a la Resistencia para escapar.

La película del medio en una trilogía es, casi siempre, difícil de lograr. Su predecesora introduce personajes, ideas y temas, su sucesora termina la historia y ata los cabos sueltos. A menudo, estas segundas películas incómodan rellenando una historia sin el beneficio de incluir ya sea su primer capítulo o el último. Por un tiempo, parece que el escritor y director Rian Johnson ha sido presa de este mismo síndrome con The Last Jedi. Afortunadamente, él reúne todo en la última hora de la película, disparando una serie de giros narrativos que son tan sorprendentes y espectaculares como cualquier cosa que verán en el cine este año.

The Last Jedi comienza justo donde The Force Awakens terminó. La Primera Orden sigue empeñada en extinguir a la Resistencia, dirigida por la general Leia Organa. Los intentos de evadir las fuerzas militares controladas por el general Hux causan fricción entre los rebeldes, ya que el impulsivo Poe Dameron choca con la vicealmirante y héroe de guerra Amilyn Holdo (Laura Dern). Mientras tanto, Rey trata de sacar al legendario Luke Skywalker de su exilio autoimpuesto, pero lo encuentra quebrantado y amargado después de que su sobrino Ben Solo, es decir Kylo Ren, se convirtiera al Lado Oscuro.

La primera mitad de la película es lo más extraño y potencialmente desagradable sobre The Last Jedi. Gran parte de ella se siente como si hubiera sido cosida de películas diferentes. Puede comenzar como una estimulante ópera intergaláctica espacial, pero se sumerge profundamente en cambiantes estados de ánimo de un drama existencialista antes de aterrizar en medio de una momentánea y extraña comedia. Eso no quiere decir que el director no maneje esto bastante bien ya que hay momentos de alegría, sensibilidad y de heroísmo mientras los personajes hacen la guerra entre las estrellas, y de manera bastante efectiva explora las oscuras profundidades de la desesperación de Luke y la desesperación de Rey por comprender su lugar en el mundo.

No obstante, la película sufre, al menos inicialmente, de una torpe mezcolanza de géneros y tonos. Ademas, esta película habría sido una obra maestra si no fuera por la aventura completamente insignificante que se está obligado a tomar con Finn y Rose. Este desvío no aporta absolutamente nada a la película, ninguna acción o desarrollo de esa historia tiene alguna consecuencia en la trama. El productor debería haber cortado esas esenas por completo, quitándole fácilmente a la película treinta minutos y dejando que sea exactamente lo que es: una historia bien marcada con mucha emotividad y sabiduría adornada con poderosas interpretaciones y efectos visuales deslumbrantes.

Al menos todo se junta maravillosamente cuando la película entra en su magistral tercer acto. De repente, cuando los muchos hilos de la historia se mezclan uno con el otro, la película ruge con una vida conmovedora y escalofriante. Se hacen elecciones y sacrificios, las alianzas se desmoronan frente a la ambición y se da la batalla final. Se dicen los últimos adiós, siendo estos duros y tristes. Si bien es mejor no decir más, basta decir que todos los elementos funcionan. El director Rian Johnson también obtiene excelentes actuaciones de su elenco. El giro crudo y poderoso de Mark Hamill como un Luke atormentado por sus fracasos es fácilmente una de las mejores actuaciones de toda la película. Daisy Ridley se ha asentado con más confianza en la piel de Rey, mientras que Adam Driver continúa agregando sombra y color a lo que fácilmente podría haber sido un antagonista. Juntos, hacen que los momentos que comparten en pantalla sean extraños y hasta cierto punto insoportablemente tensos y creíbles. Hay, por supuesto, una nube de tristeza agridulce que se extiende a través de The Last Jedi, ya que es la última película protagonizada por Carrie Fisher como la icónica Leia Organa. En cierta manera no es una despedida para el personaje porque la película deja en duda si Leia va a tomar el centro del escenario en el Episodio IX, así sea en CGI. Pero, por lo que vale (y vale mucho), Fisher le da a Leia lo que siempre ha hecho... una mezcla gloriosa de su propia fuerza inconfundible, luz y humor.

En general, la película puede tomar un poco de tiempo para arrancar, pero la recompensa por aguantar a través de cada minuto con sus giros y vueltas valdrá la pena. Al final, Star Wars: The Last Jedi explora y explota la mitología de Star Wars de manera reverencial y revolucionaria como una película increíble con impresionantes efectos visuales. Los giros en la historia son desgarradores e inesperados. Si les gusta Star Wars veanla, y a juzgar por la reacción general les encantará o la odiarán, pero de todas formas lleguen a sus propias conclusiones y juzguen por ustedes mismos.

Puntuación: 4 alcapurrias.

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